Por: Manuel Bernal Saucedo

   Apatzingán, Michoacán.,  lunes 03 de octubre de 2016.— “Señor, cómpreme un huevito, los ando vendiendo para sacar dinero y poderme comprar mi uniforme de física que me están exigiendo en la escuela, los doy a cinco pesos, me los hace mi mamá con obleas y le pone cereal en medio, mire pruébelos, están bien sabrosos, usted también cómpreme aunque sea uno”, con ternura propia de una niña de nueve años de edad aproximadamente, se acercó aquella chamaquita a donde platicaba yo con Antonio Zaragoza Vaca, llevando dos recipientes transparentes en donde mostraba su mercancía, eso sí debidamente decorados de distintos colores y se veía la limpieza, pero también la pobreza y más que nada la humidad de la vendedora que acompañada por su madre y una hermanita recorrían las calles buscando clientes para su mercancía.

   Pero, más que eso, dinero para su uniforme escolar de física.

   Se alejó el trio femenino a seguir recorriendo las calles con ambos objetivos; vender su producto y obtener dinero. “Esas acciones son las que conmueven que en lugar de pedir limosna, ir a robar o hacer otras cosas, se las ingenian para sacar dinero y poder sacar adelante a sus hijas, si pudiera yo le compraba el uniforme a la niña, te imaginas, cuántos huevitos tendrá que vender para sacar lo que le pueda costar el uniforme, que no ha de pasar de unos 300 pesos, pero ella, al igual que yo, para no tenerlos, es demasiado dinero”, le comenté a Antonio Zaragoza, el que de inmediato le pidió a uno de sus trabajadores del taller que fuera a alcanzar a las mujeres y las regresara de inmediato.

   De seguro no iban muy lejos, pues ellas y el empleado regresaron de inmediato.

   Este tipo de acciones son las que hacen valer a las personas señora, le dijo Zaragoza a la madre de aquella niña, y siguió diciendo cuanto le cuesta el uniforme, ella le contestó 280 pesos, no sin cierto temor porque Antonio Zaragoza pidió tomarse una fotografía con la vendedora de huevitos y para qué es eso, pregunto la madre, no se preocupe señora, la vamos a ayudar cuando esté en el negocio donde va a comprar el uniforme, dígale a la persona que me hable por teléfono para ponerme de acuerdo con ella y pasar a pagarle el uniforme, soy Antonio Zaragoza Vaca, del Club de Leones Apatzingán de la Constitución, acabamos de regalar más de cien mil pesos en medicinas, ropa, calzado, sillas de ruedas, andaderas, bastones y otras muchas cosas a habitantes de Los Arquitos, así es de que imagínese si podré regalarle el uniforme a su hija, siga vendiendo sus huevitos para que tenga dinerito para otras cosas, pero el uniforme yo se lo regalo.

   Se retiró el trio feliz a seguir vendiendo los huevitos.